1982. Evitaba los prostíbulos yéndome a ver vidrieras antes de ir al frente de batalla, imagínese, puto y colimba, sin salir del clóset. La muerte de su analista tocó ese real lleno de altibajos severos que lo llevó a pedirme una consulta. Real que despabiló el mío en los dichos familiares de mi madre, diciendo que si hubiera nacido cuando buscaron su primer hijo, hubiese sido parte de la generación que la dictadura militar envió a la guerra para tapar el genocidio.
Traumas de una herencia por inscribirse. Las heridas reales ya cicatrizadas que interrumpieron aquel deseo cuya cicatriz, intacta, arremete con lo que no hizo pie en las palabras. Guerra que no fue en las piezas sueltas sobrevivientes que perduran. Batalla por el síntoma en lo que retorna, entre el deseo del analista y la escritura.
Gabriel Roel
Analizante, asociado a NEL México DF