Un réel pour le XXI sciècle
ASOCIACIÓN MUNDIAL DE PSICOANÁLISIS
IX Congreso de la AMP • 14-18 abril 2014 • París • Palais des Congrès • www.wapol.org

Programa del Congreso
Inscribirse a la FIESTA
Inscripción FULL
What's up ! NEWS
Comité de acción de la Escuela Una - Papers
Textos de orientación
Afinidades VIDEO
5 minutos a la RADIO
Afinidades PARA LEER
Trozos de real WAP WEB
Jornada clínica
Bibliografía
Publicaciones
Dosier de prensa
Informaciones prácticas
Los Congresos anteriores
Buscar en la web
Loading
Siga
@scilitwitt !
5 MINUTES À LA RADIO
Agnès Aflalo
Entretien sur le thème « Un réel pour le XXIe siècle »
réalisé par Anaëlle Lebovits-Quenehen

Anaëlle Lebovits-Quenehen: ¿Qué resonancias tiene el título de nuestro próximo congreso de la AMP: "Un real para el siglo XXI"?

Agnès Aflalo: Subrayemos en principio que es una paradoja, ya que desde que el mundo es mundo, lo real siempre fue lo mismo, en el sentido de que a nadie se le ocurrió jamás ubicarlo en el tiempo. Decir "un" real para el siglo XXI es aceptar la idea de que lo real ya no es lo mismo. Es un verdadero problema: ¿tenemos que seguir llamándolo "real" si cambia? Y, ¿qué queremos decir cuando se platea que cambia?

A.L.-Q.: Si lo real cambió, ¿cómo cambió?

A.A.: Distingamos antes que nada dos tipos de real. Lo real como Trozos de real en el discurso analítico y lo real que toman otros discursos, particularmente el de la ciencia. Quizás podemos decir que lo real existe a partir del discurso de la ciencia, ya que desde la creación del mundo hasta el siglo XXI, ese real era inmutable, siempre en el mismo lugar, como los astros. La ciencia evolucionó tanto desde entonces que tal vez podría modificar el trayecto de los astros, pero es seguro que lo que se tocó, lo que se modificó hoy en día en el siglo XXI, es lo real del organismo del ser humano. Eso trae consecuencias. ¿Cuáles? Es lo que vamos a elucidar durante el congreso.

A.L.-Q.: ¿Lo que usted entiende entonces de este título, es que lo real en el siglo XXI no es lo que era en el siglo anterior?

A.A.: Cuando se trata del ser humano tomemos eso científicamente, en el nivel del organismo del ser humano – y no en el nivel del cuerpo – tal como Freud lo descubrió y definió en el sentido analítico. El organismo del ser humano siempre fue el mismo y se define por un real bajo la forma de constantes inmutables, que se pueden modificar sin consecuencias, como la enfermedad o la muerte. Por ejemplo, la tensión arterial se mide en cifras, y por fuera de ciertos valores, hay hipertensión o hipotensión, que pueden provocar insuficiencia cardíaca, accidentes cerebro vasculares, y potencialmente la muerte. Lo mismo sucede con el nivel de colesterol o de glucemia, no se pueden tocar esas constantes. Si tomamos el patrimonio genético del ser humano, sabemos que siempre fue idéntico a sí mismo. Ahora bien, hoy en día ese patrimonio es completamente secuenciado y estamos entrando en una era en la cual será posible, inclusive obligatorio, tener hijos genéticamente modificados. Con la modificación genética del ser humano, lo real de su organismo está en una fase de cambio completamente inédita: ahí hay un real que está cambiando en el siglo XXI, aunque desde hace miles de años nunca se haya modificado. Esta modificación nos permite avanzar con la idea de "un" real para el siglo XXI.

A.L.-Q.: El siglo XXI es entonces el siglo en el que se toca como nunca antes el organismo humano. Sin embargo, ¿ésto cambia en parte la manera en la que el discurso analítico aprehendería lo real?

A.A.: ¿En qué circunstancias nos enteramos del advenimiento del ser humano genéticamente modificado? Eso ocurrió en relación con la batalla sobre el autismo, en la cual predije que los asuntos en juego no eran los que deberían haber sido, es decir, el sufrimiento de estos sujetos y sus familias, sino más bien, asuntos económicos. Los grandes laboratorios – Big Pharma – quieren imponer las cartografías, hacer que sean obligatorias desde el nacimiento, para vender pruebas de diagnóstico y presionar a las madres para que pidan modificaciones genéticas del bebé que está por nacer. Eso va a empezar con las enfermedades orgánicas potencialmente mortales, pero no terminará ahí. Estas pruebas van a hacer creer que es posible modificar genéticamente los parámetros psicológicos del ser humano para obtener un control y una estandarización del goce, para asegurarse de que gozan todos de la misma manera, a partir de objetos fabricados por la ciencia. Cuando se habla de lo humano genéticamente modificado, sin limitarse a su organismo – sino incluyendo los parámetros psicológicos – se produce un deslizamiento hacia una tiranía de la norma. Frente a eso, los psicoanalistas deben mantenerse despiertos ya que sólo ellos pueden tratar las consecuencias a nivel del goce.

¿Cuáles serán las consecuencias para la libido, para el goce, si tomamos en consideración al ser humano genéticamente modificado, hoy en día? A pesar de eso, no hay dudas de que las formas de los síntomas se van a renovar, van a reinventarse una y otra vez. Pero tratándose de síntomas psy, de la libido, de la parte opaca del goce que nos habita, podemos hacer la apuesta de que el cuerpo sexuado seguirá siendo enigmático. El encuentro sexual, ya sea homo o heterosexual, seguirá siendo un enigma. Desde hace mucho tiempo se descifran los cromosomas sexuales Y y X, sin embargo, el encuentro sexual no se volvió menos enigmático.

A.L.-Q.: Por más que lo real de la ciencia haya cambiado, lo real del cual da testimonio por su tratamiento el discurso analítico, no cambia.

A.A.: Efectivamente, este imposible, este real va a permanecer igual. Hay un punto determinante para la política del psicoanálisis, es que el psicoanalista no debe olvidar que depende de lo real, de ese real. Corresponde al psicoanalista hacer bascular este real del inconsciente en un real transferencial para permitir a cada sujeto, tomado uno por uno, que elucide el inconsciente del que es sujeto. En caso contrario, un destino se hará a sus espaldas provocando un malestar profundo, ya que el encuentro sexuado entre los cuerpos está pegado a un imposible – bad news. Pero la buena noticia – ya que hay una – es que gracias al análisis, al discurso analítico, es posible inventar la buena manera de hacer pareja para cada uno. Si los psicoanalistas no se desarman y comprenden lo que está en juego en el siglo XXI, habrá un porvenir para el psicoanálisis.

A.L.-Q.: Agnès Aflalo, muchas gracias.


Desgravación y edición: Damien Botté
Traducción: Laura Petrosino