Espera la luna
que se vaya el sol
luego espera el sol
que duerma la luna
espera la playa
que la moje el mar
luego espera el mar
que la playa lo entibie
espera la plaza
que los chicos jueguen otra vez
y vas a ver que el sueño de los chicos
es que la plaza no juegue nunca
pero vos no esperás
ni adentro ni afuera
Paloma
llegás todo el tiempo
como la nube llega
y lo ocupa todo
saltás y saltás
y será que tu volcán se niega
a ser montaña
no me alcanzan las palabras
para nombrarte
Paloma:
un barco desbocado en velas
no me alcanzan los ojos para mirar
tu fuego
tan lleno de amor
y de paz
yo ya te esperaba
y me han dicho
Paloma
que me sobraba el tiempo
me distraje un día
(ni siquiera me acuerdo)
y no te vi llegar
venías volando más allá del viento [1]
Hubo un cierto arreglo, así como lo tienen la luna y el sol o el mar y la playa; alterado por la irrupción de un real y sus consecuencias. Real en tanto imprevisto. Impensada contingencia. Real emancipado de lo natural. Algo que llegó más allá del viento… El resto es obra de la ficción fantasmática que otorga sentido…
Alejandra Breglia
Buenos Aires, Argentina, EOL