El bebé muere al día siguiente de nacido. La combinación genética de los padres produjo una malformación poliquística en los órganos vitales. Se vio en un estudio pocos días antes del parto.
Casi inmediatamente, la madre consulta al analista.
El duelo.
Del trauma se pasa al síntoma.
El análisis avanza.
Dos años más tarde, el siguiente embarazo repite la misma patología.
La probabilidad era del 25% – eso se sabía. Se confirmó la situación al cuarto mes de embarazo.
El duelo.
El trauma otra vez.
Ahora, con un síntoma y un cierto saber elucubrado.
El universo fue negro.
5 años más tarde, una nueva pareja; otra vida; una felicidad inédita.
Toma fuerza, otra vez, pero distinto, el deseo de maternidad.
Avatares y avatares, y finalmente, nace un bebé sano.
Un momento muy mágico, muy especial.
Pero luego,
"Veo las fotos y no las puedo ver… me da angustia"…
las cosas que no pude hacer por los otros"…
Lo que pudo haber sido y no fue.
El análisis desmezcla las escenas. Localiza. Despeja los fantasmas.
Hasta ahora, permite al deseo seguir su paso, con su real.
Viviana Berger
México D.F., NEL-Mx