Up, Costa Dvorezky

Algo se repite. A veces este algo en el cuerpo es constreñido en una sonoridad que se escucha en un decir. Un encuentro.

El avance sobre el propio síntoma nos lleva inevitablemente al sin-sentido. Un nombre salió de mi boca ¿qué quería decir? Era todo un despropósito preguntarse por ello. Ahí se quedó, sin ton ni son, intensión en el cuerpo garante de una experiencia, eso goza.

El fragmento de real, es desarrollado por Lacan en el Seminario El sinthome, donde dice: "que de lo real, ese del que se trata en lo que se llama mi pensamiento, es siempre un fragmento, un cogollo... en torno del cual el pensamiento teje historias, pero el estigma de este real como tal es no enlazarse con nada" [1]. El estigma de un cuerpo que no se sostiene pero que habla.

Fragmentos, trozos, que sirvieron a la construcción sintomática quedan por fuera de toda estructura y no se dejan negativizar. ¿Cómo hacer para aprehenderlo?

Lacan en El reverso del psicoanálisis nos explica cómo llevar hasta sus últimas consecuencias el "…no pretender la solución" [2], núcleo de lo subversivo de la orientación, da cuenta de una posición ética ante lo imposible de decir. Posición que tiene consecuencias en la acción, tanto en la cura como en los modos de estar y hacerse presente en la civilización y en la política.

Andrea Freiría
ELP, Barcelona