Marcel Duchamp y Eve Babitz posando para el fotógrafo Julian Wasser durante la Retrospectiva de Duchamp en el Pasadena Museum of Art, 1963.

Try again, fail again, fail better.
Samuel Beckett

La marca Adidas deja su impronta maníaca en el siglo XXI: "Impossible is nothing". Nada es imposible porque lo imposible es nada. Su apuesta se redobla: "Adidas is all in". Se juega toda, está en todas partes y las sutilezas maradonianas de la lengua española traducirían que a Adidas la tenemos toda adentro. Consumidores consumados = sujetos consumidos.

Marcel Duchamp posa en 1963 con una mujer desnuda; entre ambos, un tablero de ajedrez, échecs en francés, que también quiere decir fracasos. Esta performance redobla su obra La marieé mise à nu par ses célibataires, même, El Gran Vidrio, en el que una línea calculada marca la disyunción entre la novia y sus solteros, y otras marcas son rajaduras producto del azar, pero que el artista considera el destino inevitable de las cosas. ¿Acaso incluso même supone la contingencia homofónica de un amor que se sostiene en el umbral?

La publicidad y el arte: dos maneras de tratar lo imposible y el no-todo (el troumatisme).

Un deseo, fundado en Lacan: que los analistas sigamos perfeccionando el fracaso, para que el psicoanálisis sobreviva con éxito perturbando el ánimo triunfalista de las masas.

Alejandra Eidelberg
Buenos Aires, Argentina, EOL