Desde Étienne De la Boétie sabemos que se negocia sangre derramada. El único amor duradero es el de Drácula. Aunque hoy es Ciencia, haciéndose coger por Técnica, ninfómana, la que se derrama sobre sujetos esfumados que corren escapando de un hormiguero pateado. Hormigas sin lazo: "¿la constitución de un lazo comunitario sólo tendría como salida el juridicismo querellante de la existencia?"[1]

Si no hay sujetos, esta agitación de lo real delimita "un espacio público que desaparece"[2] tras "un individualismo democrático de masas". Sin sujeto no hay responsabilidad del goce. Y si es imposible un mercado común de goce (autista por definición), ¿cómo abarcar el trato, útil antes que bueno, de esa "heterogeneidad de los modos de goce particulares"[3]? Si escasea lo público en tanto lazo, ¿cómo plantearnos una praxis que acoja sujetos en pos de una subjetividad?

Para contrarrestar el consumo en tanto empuje al goce mortal, puro hedonismo… incluso tecnológico, efectuamos un savoir-faire para cada análisis. El corte y, su correlato, el acto, sujetando lo infinito de una deliberación.

Raúl Vidal
EOL, Córdoba