"Tributo a Dali" Martin Grohs

Vivir encerrada en una caja con sólo dos agujeritos para los ojos, tal fue la imagen que trajo una paciente para describirme su exilio del Otro. A muy temprana edad, meterse en esa caja fue su modo de vivir en un mundo que se mostraba demasiado hostil; ser "todo mirada", su forma de dar consistencia a un cuerpo asexuado, habitado por un goce paranoide, tan lúcido como devastador. Una imagen se convirtió así en brújula de una subjetividad a falta de un significante capaz de orientar el goce.

Este sujeto muestra que su modo singular de arreglárselas con lo real implicó su puesta en continuidad con lo imaginario. Ella navega bien allí donde la inhibición para imaginar del parlêtre da pruebas de la hiancia existente entre lo imaginario y lo real. Lacan decía que superar esta hiancia es lo que permitiría captar el tejido de un análisis, no su elucubración. ¿Qué enseñanza extraer de esta singularidad que no recurre a lo simbólico para tratar lo real? ¿En qué punto se toca con la ambición de Lacan?

Paula Vallejo
La plata, Argentina, EOL